Los Increíbles 2, la gran vuelta de la superfamilia

Este verano fuimos testigos del resurgimiento de los Increíbles. Han pasado 14 años desde que nos encariñamos con la heroica familia y sus poderes, aunque el tiempo en las historias circulan independiente de la realidad y la segunda entrega se desarrolla justo unos meses después del final de la primera, recordándonos los sucesos que ocurrieron y el hecho de que cada vez más los superhéroes están peores vistos, creando más problemas que soluciones según la sociedad.

La segunda parte abarca esta última problemática, donde se pretende limpiar el nombre de los superhéroes usando a nuestra querida y carismática Elastigirl como símbolo de justicia para representarlos. Eso deja a Mr. Increíble al frente de la casa y a cargo de sus hijos, quienes intentan llevar su vida lo más normal posible, preocupándose por sus escuelas y sus materias.

Sin embargo, ni en casa todo puede ser normal. El pequeño Jack-Jack, aún en pañales, empieza a dar guerra y no nos referimos al típico berrinche de los niños. El bebé, que ya al final de la primera película nos sorprendió convirtiéndose en un pequeño monstruito que incapacitó al enemigo, está en pleno desarrollo de poderes, pero no de uno solo, sino de múltiples habilidades que vuelven loco a Bob y tiene que contar con la ayuda de sus amigos para controlarlo. Con su inocencia y sus divertidos momentos, este pequeño liante resulta ser la comidilla de la historia, arrancándonos risas y curiosidad sobre sus poderes. Y pensar que este es solo el principio…

Nuestros Increíbles nos vuelven a traer acción, risas, drama, superhéroes, enemigos y el gran lema que nos dejaron: todo lo podemos solucionar unidos en familia.