Chernobyl: el catastrófico lado de la humanidad

Si hay que encontrar una palabra que defina todo lo que sucedió en Chernobyl, tragedia es la más adecuada. En abril de 1986, la localidad de la URSS sufrió una de las grandes catástrofes nucleares más grandes de la humanidad. Una enorme explosión llevó al desastre a toda la región. La radioactividad se esparció por los alrededores, pudiendo haber sido aún más terribles las consecuencias del desastre. Esta terrible historia ha sido llevada a la pequeña pantalla gracias a la miniserie ‘Chernobyl’, la coproducción de SKY y  HBO que, durante cinco episodios, nos cuenta de forma recreada qué pasó en las instalaciones y qué produjo en el territorio.

Craig Mazin ha dado con la clave del éxito. Un guion sobrecogedor, unas interpretaciones sublimes y una historia dura. Mientras el espectador presencia el comienzo de la catástrofe, los actores se mantienen incrédulos ante lo que acaba de suceder, tratándolo de un simple accidente. Pronto, se darán cuenta de que ha explotado el núcleo de la central, lo que llevaría a la muerte a decenas de personas provocadas por la contaminación radioactiva.

Por un lado, vemos qué se cuece entre el personal especializado al cargo de parar el desastre. Por otro lado, asistimos al horror que se desencadena, a las pérdidas y el dolor. El gran Jared Harris se convierte en nuestro guía en esta historia, el físico que alertó de la terrible situación a la que se enfrentaban. El viceprimer ministro Boris Scherbina es interpretado por Stellan Skarsgard, quien lidera las actuaciones. Por último, Emily Watson encarna el papel de Ulana Khomyuk, dándole voz a todos los físicos que trabajaron y denunciaron la situación en Chernobyl.

La ficción se ha convertido en un producto imperdible por su humanidad, su análisis del desastre y su gran guion. De esta forma, conocemos toda la línea de sucesos, culminando con los juicios producidos a consecuencia del caos. Cada sacrificio es plasmado en la pantalla. Una realidad demasiado dura, una tragedia que aún pesa sobre la civilización, un grito desesperado por hacer justicia.