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Un Príncipe de Navidad 3: Netflix sigue provocando subidas de azúcar

No vamos a negarlo. Ya hay una tradición en Cultureca: comentar la saga Un príncipe de Navidad. Nos hace reír, nos devuelve la fe en que siempre podrán crearse películas terriblemente pastelosas y sí, queremos seguir descubriendo los horrores que nos depara en esta historia que comenzó en las Navidades de 2017. Si aún no sabes a que nos referimos, lo mejor es que corras a leer la crítica que elaboramos hace ya un tiempo: pincha aquí. Pero lo mejor es que sigamos con la historia que nos depara hoy.

Una parejita se conoce al más puro estilo Disney. Él, un príncipe. Ella, una neoyorkina. Un amor que surge en Navidad, en un país extranjero, y la magia de las películas románticas haciendo su papel. Ellos estaban destinados a provocarnos subidones de azúcar, que escupamos las palomitas de la risa con cada referencia absurda a los clásicos films de romance y bueno, también resulta entretenido para una tarde de domingo. Hay que sustituir de vez en cuando la película de sobremesa de Antena 3 por una buena película navideña. Aún me río con aquel famoso tuit de Netflix, que revelaba que 53 personas habían estado viendo la película durante 18 días seguidos. Pudiendo ver Love Actually, prefieren ver a Amber cumplir sus sueños más fantasiosos.

Pues bien, hubo secuela. Porque qué podría ocurrir si a la película más edulcorada, le metemos boda. En Un príncipe de Navidad 2 (LA VENGANZA), nos topamos con la continuación de la historia de nuestra chica neoyorkina, a punto de convertirse en soberana de un país remoto y con una boda de ensueño. Spoiler: se casan. Os ahorraré los detalles.

Y sí, chicos, no hay dos sin tres. Volvemos a la actualidad para repasar el nuevo estreno estrella de la temporada navideña de Netflix, Un príncipe de Navidad 3 (El retorno de la diabetes) para traernos, obviamente, al bebé de la feliz pareja. Sinceramente, llevo especulando las últimas semanas sobre cuál sería el destino del primogénito de la pareja. Yo apostaba fuertemente por un secuestro para darle un golpe de dramatismo, pero se ve que los guionistas querían explotar con fuerza el recurso del embarazo. Pero, ¿cómo podemos darle un poco de acción a la trama queridos guionistas? Solución: una maldición que acechará sobre la vida del vástago. Si no se consigue encontrar el pergamino perdido y se firma el acuerdo entre dos reinos antes de la noche de Navidad (por si te habías olvidado de la temática de la película), su vida será terrible.

Una vez más, lo tiene todo. Un momento Cenicienta absurdo, y un idilio romántico de ensueño que, si fuera yo, le pediría al príncipe un poco de espacio para ponerme una serie de acción en Netflix (tanto tiempo juntos no puede ser bueno). Metemos ahora una leyenda sobre la pelea de dos países, una historia de amor más (porque con la principal no era suficiente), cantos navideños para aderezar la escena y, sí, ahondemos en las alegrías del parto. Si yo le pongo a mi amiga matrona esta película, le da un pasmo, eso seguro. Pero bueno, seguro que este tema levanta ampollas (pero la epidural a mí me llama mucho).

¿Era lo que estaba esperando? Por supuesto. El azúcar por las nubes; el conjunto de referencias a Princesa por Sorpresa y películas Disney unidas en forma de pastiche; los recordatorios exhaustivos de que en Aldovia la Navidad es muy importante; y la obra de Amber, que ahora es la reina ideal de un país remoto y se ha olvidado de Starbucks. ¿Lo mejor? Los guionistas no dejan de sorprenderme. ¿Lo peor? Que seguro que hay cuarta parte y esta vez seguro que secuestran al bebé. ¿Alguien da más? Feliz Navidad.

Irene del Río Ver todo

Periodista cultureta. Soy la brújula que marca su propio destino.

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