‘The New Pope’: Habemus nuevo Papam

HBO sigue apostando por las ficciones de calidad, las series más atrevidas que se alejan del binge watching de Netflix, buscando formatos arriesgados, historias únicas, temáticas que calan en el espectador más exigente. Cuando Paolo Sorrentino creó The Young Pope, descubrí una serie de gran belleza, decorada con neón y extravagancia, con mensajes ocultos llenos de verdad. Sorrentino me hizo viajar al Vaticano, me enseñó la vida de un hombre divino que carga un gran dolor. Pío XIII, encarnado por un excelente Jude Law, miraba con severidad, dejándonos en un mar de preguntas. ¿Qué busca realmente el pontífice? ¿Acaso el santo padre no cree en Dios? La intro de la ficción ya nos dejaba claro una intención: destruir los conceptos anteriormente implantados y dar paso a una nueva era en la Iglesia.
The Young Pope ahonda en la espiritualidad, viaja a través de los secretos ocultos de la Iglesia, explora los deseos de los cardenales, en los milagros del santo padre, en qué se espera del cristianismo. Y mientras, Pio XIII sueña, reflexiona en su piscina, critica con dureza, y aguarda con dolor. ¿Hay corrupción en la Iglesia Católica? Y mientras, las escenas se suceden en un océano continuo de imágenes de gran belleza, una banda sonora escogida con cuidado, extraños momentos donde el neón da paso al desenfreno. Los diálogos, perfectamente calculados, inteligentes y reflexivos. Y la mirada más ultraconservadora, choca con los intentos de abrir la casa de Dios a tiempos más benévolos, donde las normas más progresistas sean buen vistas por la curia.
Tras los desconcertantes acontecimientos del último capítulo de The Young Pope, Sorrentino da paso a una nueva era en la Iglesia con The New Pope, encabezada de nuevo por Jude Law y al que se le une el increíble John Malkovitch. No olvidar, por supuesto, al magistral Silvio Orlando o la tierna interpretación de Javier Cámara. Ahora, frente a las bases de una sólida y espectacular primera parte, llega la que se anuncia como una apoteósica secuela. Y tan solo, nos han dejado ver parte de lo que se espera la nueva serie de éxito de principios de 2020.
Pio XIII permanece en coma. De nada han servido los intentos desesperados de los médicos por curarlo, su santidad permanece en un coma profundo. En las calles, sus fieles lloran por el despertar del Papa, rezan por su pronta recuperación. Y mientras la cristiandad está glorificando a un nuevo santo, la Iglesia debe seguir adelante, pues navega sin rumbo. Pero, ¿quién es el destinado a liderar la Santa Iglesia Católica? Comienza entonces la batalla por el liderazgo del Vaticano, donde el poder, los bandos y las votaciones se suceden en busca del nuevo pontífice. Y, mientras asistimos a un recuento sin fin, vemos una escena que nos deja impactados: las oraciones de los cardenales. Es una imagen sumamente poderosa, la súplica silenciosa de los sacerdotes. Una Iglesia que se vuelva a preocupar por los pobres, una Iglesia que permita el matrimonio dentro de la curia, una Iglesia que acepte la homosexualidad, una Iglesia buena. Y entonces, entre las sombras, el cardenal que suplica el perdón por sus pecados, porque él es una de esas aberrantes figuras que esconde el peor secreto de la orden sacerdotal.
Y, cuando menos nos lo esperábamos, un nuevo Papa es elegido. La figura más débil se hace con el anillo del Pescador, llamándose irónicamente, Francisco II. Una figura exagerada de las ideas de San Francisco llega al Vaticano, arrebatándole todo el poder a los cardenales. Es un momento cómico. ¿Qué pasa si haces tambalear los cimientos de la Iglesia Católica? Sorrentino desborda ingenio y nos presenta a un Papa bueno y amable, aunque muy duro con sus clérigos. Y son ellos los que ya comenzarán a planear el adiós de Francisco II. Pero, ¿quién será su sucesor? Parece que Dios ya ha comenzado a construir el camino del futuro de la Iglesia.
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