‘La peor persona del mundo’ y la crisis de los 30.

Este film de Joachim Trier se proyectó durante la 66 Seminci, en esa ocasión no pude verla y llevaba en mi lista de pendientes desde entonces. Allí consiguió el premio del jurado joven, en el festival de Sevilla consiguió el premio del público…. y se encuentra con dos nominaciones a los premios Oscar a «mejor guion original» y a «mejor película de habla no inglesa».

Julie (Renate Reinsve) es una veinteañera que está algo perdida en la vida, era una brillante estudiante de Medicina que dejó la carrera para empezar a estudiar Psicología, más tarde deja estos estudios para empezar a estudiar fotografía y acaba trabajando en una librería e intentando ser escritora. La indecisión, las dudas no son solo en sus estudios, también se trasladan a su vida sentimental y personal. Le aburre la estabilidad, en un momento de crisis deja su relación estable con Aksel (Anders Danielen Lie) un dibujante de comics para adultos, por Eivind (Herbert Nodrum), un tipo que conoció en una boda en la que se coló.
La película de Joachim Trier nos invita a reflexionar sobre la vida, el ecologismo, el feminismo (ese artículo que escribe la protagonista sobre «Sexo Oral en tiempos del #MeToo»). Las expectativas, las dudas, la sensación de fracaso, no encontrar su lugar y acabar haciendo daño a otros… todo ello lleva a la protagonista a sentirse como «la peor persona del mundo»
El mundo no es blanco o negro, está lleno de grises, como los personajes de la película. Grandes interpretaciones, especialmente de Renate Reinsve que está brillante en su papel como Julie (como curiosidad, la actriz había tomado la decisión de dejar la interpretación el día antes de recibir la llamada, cansada de papeles planos). Una banda sonora cuidadosamente elegida y que suma a la película.
No puedo más que recomendaros ‘La peor persona del mundo’ y contagiarse de las ganas de vivir que desprende el film.
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Celia Hernández Ver todo
Devoradora de libros, seriéfila, cinéfila y patosa,
Escribiendo historias, soñando despierta y experimentando la ley de Murphy desde 1993.