‘West Side Story’, la explosión visual y musical de Spielberg que no tiene término medio

Es uno de las grandes historias del cine, el clásico chico y chica se conocen, pero el mundo no está preparado para que estén juntos. Lucha de poder y de clases sociales, racismo y mucha música, pero el remake planteado por Steven Spielberg hace aguas. Visualmente, la película es maravillosa, con varios planos secuencia que demuestra que estaba todo muy pensado y bien atado, sigue un ritmo frenético con el que no da tiempo a pensar mucho más allá de lo que acaba de pensar y posiciona al musical en el lugar que se merece, sin embargo, sus dos horas y media de metraje se hacen largas y, en ocasiones, muy pesadas y algunos personajes no terminan de cuajar.
Dicen que, para realizarla, Spielberg contó con un presupuesto de 100 millones de dólares, y bien se podría decir que los merece, aunque su recaudación en taquilla no fue, ni de lejos, la esperada. El director de cine magnifica la historia y sitúa al espectador dentro de ese maravilloso mundo del sueño americano, donde desde un prisma lejano todo brilla reluciente y perfecto, pero conforme te vas acercando, la suciedad, los desperfectos y lo mundano es más perceptible. Cuenta con escenas realmente maravillosas, como ese gran baile en el pabellón del instituto donde un sólo cruce de miradas entre Tony (Ansel Elgort) y María (Rachel Zegler) hace que se pare el mundo, llegando a desaparecer con un fundido negro. O la energía que desborda Anita (Ariana DeBose), luciendo incluso en algunas escenas más que los propios protagonistas. Sin olvidar ese maravilloso desencuentro con Riff (Mike Faist) entre los escombros de unos railes de tren que, como el futuro de nuestros protagonistas están a medio construir y medio derruidos. Y qué decir tiene ese maravilloso guiño a la anterior versión con la aparición de Rita Moreno, la actriz que dio vida a Anita en la película de Robert Wise y Jerome Robbins, y que en esta ocasión tiene un papel fundamental en la trama como nexo de unión entre los dos mundos.
Quizás, uno de los principales inconvenientes sea la historia en sí de los dos protagonistas, no terminan de cuajar juntos en pantalla, la relación, pese a la intencionalidad de dejar patente en todo momento el amor que se profesan, es frío y poco creíble, sin desmerecer a ninguno que por solitario sí que tienen grandes momentos.
En definitiva, con la nueva adaptación de West Side Story aparecen toda una gama de grises para describir a una película que sí, está muy bien, si te gusta el cine musical se va a disfrutar, pero te deja indiferente. ¿Gusta? Sí. ¿Cómo para volver a verla? Pues no.
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