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‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’: esperanza en tiempos oscuros

Actualmente, los productos audiovisuales lo tienen realmente difícil a la hora de triunfar. No me quiero andar con rodeos, es una verdad a voces. Exceso de contenidos de cuestionable calidad, mensajes repetitivos e incluso alarmantes, pero, sobre todo, falta de asombro. Atrás quedaron esas semanas de expectación ante un nuevo capítulo de Breaking Bad, Juego de Tronos o Mad Men. De hecho, es más fácil crear una miniserie buena que una serie completa y, sinceramente, empiezan a resultar repetitivas. ¿La fórmula se ha acabado? ¿O es que falta originalidad? ¿Por qué apabullarnos con un montón de estrenos semanales de cuestionable renovación, cuando podrían apostar por productos de calidad? Dinero vs Abstracción vs Contenidos de Calidad.

Pero, vamos a dejarnos de perorata intelectual sobre edades de oro de la televisión. Porque, si miramos el lado bueno, la escasez de productos atractivos nos ayuda a echarle un vistazo al pasado, a las series que de verdad quedarán para la historia. Y eso me ha pasado, me ha llevado a volver a ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’, a analizar su maravillosa estructura, su increíble narrativa, sus diálogos excelsos. Completamente maravillada, este binge watching sí que merece la pena. Y más teniendo en cuenta los últimos acontecimientos.

‘Roe vs Wade’ ha sido derogada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, volviendo a ser potestad de los 50 Estados la oportunidad de legislar sobre el aborto. Como mujer, me eriza la piel este paso atrás, esta situación que, sin duda, levantará ampollas en los próximos meses y reabrirá una herida que estábamos comenzando a cerrar. Recuerdo entonces un capítulo en concreto y una conclusión: «el pueblo americano no está preparado para hablar del aborto«. ¿Y cuándo lo estará?

Si algo haceEl Ala Oeste de la Casa Blanca, es hacernos reflexionar sobre cuestiones que deberían ser primordiales para nuestra sociedad: energías renovables, seguridad social, derechos de la mujer, derechos del colectivo LGTBIQ+, libertad religiosa, ciencia, racismo, conflictos internacionales, drogas, terrorismo, empleo, el futuro que tendrás las generaciones que nos sucederán. Nos da clases de periodismo, de política, de ciudadanía. Nos hace soñar con un presente mejor.

Y ahora que hago una segunda revisión, me parece incluso más necesaria. Una asignatura obligada para todos, que seguro aprenderán mucho sobre convivencia. Porque, en un mundo lleno de ideas dispares, siempre puede haber un punto de unión. Y ese es el respeto.

Adoro a C.J, porque es una mujer fuerte e inteligente que se impone en un mundo de hombres. Admiro a Danny Concannon, porque es la clase de periodista que necesitamos en nuestro país, íntegro y leal a sus principios. Donna y sus constantes preguntas, su trabajo maravilloso y su inspiración. Josh, que siempre sigue soñando con un mundo mejor. Son mis dinámicas favoritas, junto con la de Charlie, el Presidente Jed Bartlet y la Primera Dama Abby Bartlet. El respeto, el amor, el cariño y los debates. Ojalá un presidente que esté dispuesto a dialogar y razonar, que sea cercano. Ojalá un juego limpio entre portavoces y prensa. Ojalá una relación de respeto y admiración como la de Donna y Josh.

Aaron Sorkin creó una serie para soñadores en un mundo que arde en llamas. Y, lo peor de todo es que, aunque todo siga ardiendo, siempre hay una voz que dice: ¿Y si…? Y eso, amigos míos, se llama esperanza.

Irene del Río Ver todo

Periodista cultureta. Soy la brújula que marca su propio destino.

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