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‘El poder del perro’: deconstruyendo el cine western

Llega la noche de los Premios Oscar, una de las grandes noches del cine para las que nos preparamos los fanáticos y nos ponemos nuestras mejores galas (aunque sea nuestro pijama favorito). Después de unos meses de intensas propuestas del mundo del cine, llega la noche en la que muchos films ven recompensados sus esfuerzos, y la crítica sentencia cuáles han sido las mejores apuestas de la temporada. Y, si una película ha dado que hablar en los últimos tiempos, esa ha sido ‘El poder del perro’ de Jane Campion, una ficción de Netflix que ha sido laureada en Donosti, Venecia y Toronto, y que sigue levantando ampollas en los sectores más radicales y, por qué no decirlos, descerebrados.

Resulta poético saber que, aunque parece que has visto mil veces una historia, siempre puede haber una nueva fórmula en su trama. Esa es la magia del cine, la posibilidad de seguir conmoviéndonos como espectadores. Nos situamos en el salvaje oeste, donde los vaqueros habitan en un ecosistema lleno de testosterona. Ganado, sangre, fuego, violencia, tabaco, alcohol, el macho alfa. La tensión se masca a lo largo del largometraje, explorando el sentimiento de identidad, pertenencia, miedo y rechazo. Desde un primer momento, se masca la tensión en el escenario. Dos hermanos con personalidades opuestas, la institución familiar, la ruptura del equilibrio tras la presentación de una mujer y su hijo. Toxicidad que se masca en el ambiente, el rechazo del débil.

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Sufrimos una mezcla de sentimientos, un intento de entendimiento a una situación completamente irracional, dominada por los instintos animales y primitivos, alejándose del puro raciocinio y el respeto. Y del puro villano pasamos a un personaje complejo, que oculta muchos secretos. Y es ahí donde radica el éxito del film, en la interpretación y los pequeños símbolos sutiles que nos dejan descubrir la verdad tras la fachada.

Sin duda, ‘El poder del perro’ es la reconfirmación de que Benedict Cumberbatch es uno de los mejores actores del panorama actual. Encarnando la masculinidad en Phil Burbank, dibuja a la perfección la lucha interna entre el arquetipo de cowboy, la hombría en su sentido más primitivo, y su secreto más oscuro: su homosexualidad. Del puro rechazo a un personaje antagonista, nos adentramos en una exploración a su lado más vulnerable. Ni un ápice de sentimiento romántico, solo el deseo oculto tras una apariencia detestable.

Y, mientras tanto, una fotografía excepcional nos sumerge en la tensión, en el clásico western, en los silencios y la sangre. Un mundo que huele a sudor y muerte, un mundo del pasado.

Irene del Río Ver todo

Periodista cultureta. Soy la brújula que marca su propio destino.

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